Arturo Reyes Isidoro
Un
Secretario próspero, próspero
Creo, lectores, que por algunos temas que abordo, o porque cito a
autores u obras, se han percatado que me gusta la literatura; que vivo o trato
de vivir la realidad, mi realidad, pero también que me alimento de la ficción e
incluso del género de la novela de no ficción, esto es, la que está basada o
recreada en la realidad y que pusieron de moda los periodistas literarios como
Truman Capote, Tom Wolfe o Gay Talese, norteamericanos, fundadores del llamado
Nuevo Periodismo.
Pero ese es otro cuento y sólo lo cito para
decir que nada, o ya casi nada me sorprende, porque en la ficción literaria
caben todos los temas y todas las posibilidades, que a fuerza de tanta lectura
va uno perdiendo la capacidad de asombro (hay otro género menor, el de los
cuentos… pero de los políticos, que sirven para divertirse), aunque de vez en
cuando surgen hechos que no dejan de llamarme la atención.
El pasado domingo, 5 de octubre, en la
sección Regional del Diario del Istmo
de Coatzacoalcos se publicó que el flamante secretario de Desarrollo
Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa) del Gobierno del Estado, Manuel Emilio
Martínez de Leo, sufrió, en lo que califican como su “opulento rancho”, una
mortandad de vacas canadienses lecheras de alto registro, debido al ¡calor!, no
obstante que para tratar de salvarlas había acondicionado corrales especiales
¡con aire acondicionado!
¡Válgame San Caralampio! Pues cuánto dinero
posee este señor, de qué tamaño es su fortuna económica personal que se da un
lujo para sus animales que la mayoría de los 7 millones y pico de veracruzanos
no lo tienen ni nunca en su vida lo tendrán.
En la última década del siglo pasado,
viajando por Europa, un día en el trayecto entre Madrid y Barcelona leí en un
diario español que en Espana, diputados debatían la forma de evitar todo tipo
de crueldad contra los animales que eran sacrificados para consumo humano.
Entonces, ya habían propuesto que en los corrales fueran atendidos por
especialistas veterinarios, que se les tuviera con todas las comodidades, que
se les pusiera música ambiental, que se procurara que estuvieran a una
temperatura ambiente (donde el invierno es muy riguroso), en fin, algo sólo
posible en un país desarrollado, de primer mundo, donde la realidad es capaz de
superar a la ficción, y se me quedó grabado porque al tiempo que leía pensaba
en los millones de pobres, en los indígenas de Zongolica, de Papantla y de
Chicontepec-Huayacocotla y las miserables condiciones en que viven.
Hoy, en Veracruz, los pueblos originales de
las sierras siguen siendo pobres, o más pobres que entonces, pero, por lo que
se ve, algunos veracruzanos, como don Emilio, han alcanzado la prosperidad
–¡éste sí es un auténtico próspero!– y se dan lujos de primer mundo, o mejor
que de primer mundo. Pero, en fin, finalmente se trata de ganado suyo, de
dinero suyo, de pérdida suya.
La nota del Diario del Istmo, firmada por Pedro San Juan, de la corresponsalía
de Acayucan, está acompañada por una fotografía donde, sí, se ve una enorme
mansión. Dice que fueron introductores de ganado de la región quienes filtraron
la información.
Lo que sí ya es preocupante, más allá de su
ámbito, es que el señor De Leo habría comprado los semovientes sin la asesoría
adecuada, por lo cual no resistieron las altas temperaturas que azotan al sur
del estado. Y eso nos llevaría a cuestionar que si con ese conocimiento del
campo, de la ganadería, maneja el agro veracruzano, entonces se explica porque
está hecho un desastre y hay quejas al por mayor en contra de su gestión
prácticamente de todos los productores de todas las ramas. Eso también
explicaría en manos de quién está el manejo de la política agropecuaria, rural
y de pesca del estado, y por qué nadie la cree ningún anuncio de los que hace,
porque cuidado que siembra y combate plagas y dizque fomenta la ganadería, pero
sólo en los boletines de prensa.
El periodista recordó que en agosto pasado,
Enrique Pozos Tolentino, representante en el estado del “Movimiento de Unidad
Popular, informó en rueda de prensa en Acayucan que llegó hasta el portón del
rancho del secretario De Leo, ubicado cerca de la comunidad San Miguel, no
lejos de la cabecera municipal, y que pudo darse cuenta de que se daba el lujo
de tener su ganado con clima. Entonces, lo acusó de probable enriquecimiento
ilícito y de desvío de recursos de los programas y apoyos que deberían ser
destinados para los productores veracruzanos.
Remata la nota con esta chulada: “En las
fotos tomadas desde afuera de la propiedad se observan dos importantes
mansiones con canchas de tenis y albercas, detrás de las cuales, a decir de los
vecinos del rancho de Martínez de Leo y sus colindantes, están los corrales
donde murió el fino ganado lechero”.
A veces, cómo quisiera uno que la realidad,
este tipo de realidad, sólo fuera ficción.
Muy
concurrido velatorio
Pocas veces he visto un velatorio en Xalapa
como el de Moisés Herrera Beltrán. Él hizo y tenía sus amigos, claro, pero la
gran concurrencia que presencié la noche del lunes en Bosques del Recuerdo de
la capital del estado, sin duda fue también por su hermano, el exgobernador
Fidel Herrera Beltrán.
Fueron tantas las personas que acudieron a
dar sus condolencias al Tío, a sus hermanos y a los familiares, que en la
avenida Murillo Vidal, frente a la funeraria, hubo un momento en que tuvieron
que intervenir elementos de Tránsito y seguridad para mover tanto vehículo que
obstaculizaba el paso.
Adentro, toda el área de salas velatorias
estaba tan llena que se sentía bochorno pese a estar fresca la noche afuera, y
afuera la multitud invadía hasta la banqueta. Mientras le daba el abrazo a
Agustín, a Ramón, pude observar, claro está, a muchos políticos amigos de
Fidel, hombres y mujeres, muchos a quienes ayudó y por lo menos, ya se vio, le
están agradecidos y lo mostraron con su presencia y su permanencia en espera de
que llegara el cuerpo.
Al menos en el tiempo en que estuve, advertí
poca presencia de periodistas, no obstante que muchos, pero muchos fueron
beneficiados en el sexenio pasado.
Dentro del dolor, a Fidel debió reconfortarle
saber y ver que conserva muchos amigos, seguidores, simpatizantes, personas
solidarias con él. No sólo en la cárcel y en el hospital se conoce a los
amigos, también en los duros trances que tienen lugar en los velatorios. El
exgobernador ahora bien lo sabe.
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