viernes, 10 de octubre de 2014

Prosa aprisa



Arturo Reyes Isidoro
Un Secretario próspero, próspero
Creo, lectores, que  por algunos temas que abordo, o porque cito a autores u obras, se han percatado que me gusta la literatura; que vivo o trato de vivir la realidad, mi realidad, pero también que me alimento de la ficción e incluso del género de la novela de no ficción, esto es, la que está basada o recreada en la realidad y que pusieron de moda los periodistas literarios como Truman Capote, Tom Wolfe o Gay Talese, norteamericanos, fundadores del llamado Nuevo Periodismo.
Pero ese es otro cuento y sólo lo cito para decir que nada, o ya casi nada me sorprende, porque en la ficción literaria caben todos los temas y todas las posibilidades, que a fuerza de tanta lectura va uno perdiendo la capacidad de asombro (hay otro género menor, el de los cuentos… pero de los políticos, que sirven para divertirse), aunque de vez en cuando surgen hechos que no dejan de llamarme la atención.
El pasado domingo, 5 de octubre, en la sección Regional del Diario del Istmo de Coatzacoalcos se publicó que el flamante secretario de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa) del Gobierno del Estado, Manuel Emilio Martínez de Leo, sufrió, en lo que califican como su “opulento rancho”, una mortandad de vacas canadienses lecheras de alto registro, debido al ¡calor!, no obstante que para tratar de salvarlas había acondicionado corrales especiales ¡con aire acondicionado! 
¡Válgame San Caralampio! Pues cuánto dinero posee este señor, de qué tamaño es su fortuna económica personal que se da un lujo para sus animales que la mayoría de los 7 millones y pico de veracruzanos no lo tienen ni nunca en su vida lo tendrán.
En la última década del siglo pasado, viajando por Europa, un día en el trayecto entre Madrid y Barcelona leí en un diario español que en Espana, diputados debatían la forma de evitar todo tipo de crueldad contra los animales que eran sacrificados para consumo humano. Entonces, ya habían propuesto que en los corrales fueran atendidos por especialistas veterinarios, que se les tuviera con todas las comodidades, que se les pusiera música ambiental, que se procurara que estuvieran a una temperatura ambiente (donde el invierno es muy riguroso), en fin, algo sólo posible en un país desarrollado, de primer mundo, donde la realidad es capaz de superar a la ficción, y se me quedó grabado porque al tiempo que leía pensaba en los millones de pobres, en los indígenas de Zongolica, de Papantla y de Chicontepec-Huayacocotla y las miserables condiciones en que viven.
Hoy, en Veracruz, los pueblos originales de las sierras siguen siendo pobres, o más pobres que entonces, pero, por lo que se ve, algunos veracruzanos, como don Emilio, han alcanzado la prosperidad –¡éste sí es un auténtico próspero!– y se dan lujos de primer mundo, o mejor que de primer mundo. Pero, en fin, finalmente se trata de ganado suyo, de dinero suyo, de pérdida suya.
La nota del Diario del Istmo, firmada por Pedro San Juan, de la corresponsalía de Acayucan, está acompañada por una fotografía donde, sí, se ve una enorme mansión. Dice que fueron introductores de ganado de la región quienes filtraron la información.
Lo que sí ya es preocupante, más allá de su ámbito, es que el señor De Leo habría comprado los semovientes sin la asesoría adecuada, por lo cual no resistieron las altas temperaturas que azotan al sur del estado. Y eso nos llevaría a cuestionar que si con ese conocimiento del campo, de la ganadería, maneja el agro veracruzano, entonces se explica porque está hecho un desastre y hay quejas al por mayor en contra de su gestión prácticamente de todos los productores de todas las ramas. Eso también explicaría en manos de quién está el manejo de la política agropecuaria, rural y de pesca del estado, y por qué nadie la cree ningún anuncio de los que hace, porque cuidado que siembra y combate plagas y dizque fomenta la ganadería, pero sólo en los boletines de prensa.
El periodista recordó que en agosto pasado, Enrique Pozos Tolentino, representante en el estado del “Movimiento de Unidad Popular, informó en rueda de prensa en Acayucan que llegó hasta el portón del rancho del secretario De Leo, ubicado cerca de la comunidad San Miguel, no lejos de la cabecera municipal, y que pudo darse cuenta de que se daba el lujo de tener su ganado con clima. Entonces, lo acusó de probable enriquecimiento ilícito y de desvío de recursos de los programas y apoyos que deberían ser destinados para los productores veracruzanos.
Remata la nota con esta chulada: “En las fotos tomadas desde afuera de la propiedad se observan dos importantes mansiones con canchas de tenis y albercas, detrás de las cuales, a decir de los vecinos del rancho de Martínez de Leo y sus colindantes, están los corrales donde murió el fino ganado lechero”.
A veces, cómo quisiera uno que la realidad, este tipo de realidad, sólo fuera ficción.
Muy concurrido velatorio
Pocas veces he visto un velatorio en Xalapa como el de Moisés Herrera Beltrán. Él hizo y tenía sus amigos, claro, pero la gran concurrencia que presencié la noche del lunes en Bosques del Recuerdo de la capital del estado, sin duda fue también por su hermano, el exgobernador Fidel Herrera Beltrán.
Fueron tantas las personas que acudieron a dar sus condolencias al Tío, a sus hermanos y a los familiares, que en la avenida Murillo Vidal, frente a la funeraria, hubo un momento en que tuvieron que intervenir elementos de Tránsito y seguridad para mover tanto vehículo que obstaculizaba el paso.
Adentro, toda el área de salas velatorias estaba tan llena que se sentía bochorno pese a estar fresca la noche afuera, y afuera la multitud invadía hasta la banqueta. Mientras le daba el abrazo a Agustín, a Ramón, pude observar, claro está, a muchos políticos amigos de Fidel, hombres y mujeres, muchos a quienes ayudó y por lo menos, ya se vio, le están agradecidos y lo mostraron con su presencia y su permanencia en espera de que llegara el cuerpo.
Al menos en el tiempo en que estuve, advertí poca presencia de periodistas, no obstante que muchos, pero muchos fueron beneficiados en el sexenio pasado.
Dentro del dolor, a Fidel debió reconfortarle saber y ver que conserva muchos amigos, seguidores, simpatizantes, personas solidarias con él. No sólo en la cárcel y en el hospital se conoce a los amigos, también en los duros trances que tienen lugar en los velatorios. El exgobernador ahora bien lo sabe.


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