viernes, 24 de octubre de 2014

A CABALLO



Por Felipe Bustos García
MANUEL CHÁVEZ GONZÁLEZ
Volví a ver, después de varias decenas de años, al hijo de MANUEL CHÁVEZ GONZÁLEZ, depositario del mismo nombre y actualmente a cargo de lo que fuera tarea durante también muchos años, de su padre: la dirección de GRAFICO DE MARTÍNEZ DE LA TORRE.
Ciudad señera, aquella región azucarera sería el dogal que cobijara a Manuel el viejo después de sus inicios en el periodismo en la no menos laboriosa MISANTLA.
Llegado de su natal COATEPEC, MANUEL arribó a la señorial Misantla en una época por demás conflictiva y violenta en la que se enfrentaban dos grupos irreconciliables.
CHÁVEZ GONZÁLEZ llegaría a fundar un semanario que se comprendía, intentaba suavizar los roces entre paisanos e incluso hermanos, con notas de reflejo político, comunitario y social que difundieran un ánimo positivo y una situación colectiva no tan agresiva llamando a la unidad social. Eran los últimos días del cacicazgo de MANUEL ZORRILLA RIVERA Y CORNELIO RECIO era su alfil para la presidencia municipal cuya cabeza y ediles había impuesto a su capricho durante muchísimos años.
Así, Chávez se vio envuelto en un turbulento  enfrentamiento que le tomó desprevenido y provocó que el semanario ya existente de los opositores a Don Manuel, entre quienes yo me encontraba y habíamos fundado EL TENATE, periódico que hacía alusión al canasto de los recolectores de café, en los que se solía poner, después de la jornada, todo lo que portaran y de todo lo que se pudiera, le tomaran como blanco y le juzgaran y sentenciaran como cabecilla del movimiento caciquil y de los que llamábamos “los ricos y poderosos”.
El resultado final sería que Chávez sufriría una agresión brutal que le mandó al hospital con todo el cuerpo fracturado poniendo su vida en un hilo.
Ante aquella agresión que me pareció cobarde y en contra de lo que como periodista amateur comprendía era un violación al derecho a la libertad de expresión, fui el único que le visitaría en el hospital donde permanecía olvidado y casi dado por muerto, con lo que se me consideró de su parte y se me quiso arrastrar a silla de caballo. Me defendí.
Desde entonces nació una amistad que se fundaba en las coincidencias de abrevar y aprender periodismo en la lectura de los gigantes de aquel tiempo y que estaban reunidos, casi todos, como editorialistas de SIEMPRE, la revista de PAGÉS LLERGO.
Zabludowsky, Alvarado, Blanco Moheno, tantos otros quienes fueron maestros de nuestro empirismo idealista que creo que perduró a lo largo de toda la vida de mi gran amigo MANUEL CHÁVEZ GONZÁLEZ.
Estando en Misantla y él ya en Martínez de la Torre – donde encontraría a la mujer de su vida y le diera después sus dos admirables hijos: ADRIANA Y MANUEL, me invitó a fundar EL CLARÍN.
Sería largo enumerar la tarea que enfrentaría y de la que fui testigo y actor ¿Cómo no recordar aquellos días en que las notas se recogían escritas a máquina, corregirlas, pasarlas al linotipo, revisar los originales para luego pasar las galeras a la enorme Webendofer, bajo la cual dormíamos en aquella imprenta de Puebla, después de haber comido lo que se pudiera, hasta recoger y doblar en la madrugada, aquellos ejemplares de EL CLARIN, olorosos a tinta fresca, para regresar en el viejo auto a la zona y distribuir aquel semanario que cobraría gran importancia en la región e incluso en la ciudad de Xalapa en donde pasé a trabajar después de dejar en el panteón de Misantla, a mi padre, como semilla de mi estirpe.
La vida nos lleva siempre por diferentes caminos. En Xalapa conocí y le reconocí desde entonces como hermano con quien compartir aspiraciones y metas personales de realización en la letra impresa, a JOSÉ LUIS POCEROS DOMÍNGUEZ.
En la ciudad capital supe de la cobarde agresión en contra de Chávez por las autoridades municipales de Martínez, a quienes señalaba sus abusos. Esta vez pasó mucho tiempo en la cárcel acusado de un delito fabricado que por su inconsistencia, permitió que la justicia prevaleciera en contra de quienes usan la Ley como arma represiva.   
Presenté entonces a Manuel con José Luis Poceros creándose una gran empatía que resultó en confiarle la corresponsalía de GRÁFICO DE XALAPA en Martínez, “con toda la libertad para escribir y publicar lo que fuera apegado a la verdad”, le dijo Poceros.
Lo demás es ya historia. Siempre de dije a Chávez que de haber seguido EL CLARIN habría crecido a ser cada vez más importante en la región y el Estado. Chávez dedicó su experiencia y ética adquirida en el duro aprendizaje de la condición humana, a proyectar GRAFICO DE XALAPA y después a ser la mano ejecutora de Poceros para la creación y proyección de GRAFICO DE MARTÍNEZ DE LA TORRE.
Todo eso se me vino a la mente al saludar a un hombre recto y honrado como me dijo Poceros que es aquel que conocí hace muchos años, cuando apenas era un niño y es ahora el digno heredero de su padre: MANUEL CHÁVEZ HIJO.
Ojalá que desde allá me leas Manuel.     

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