Por
Felipe Bustos García
MANUEL
CHÁVEZ GONZÁLEZ
Volví a ver, después de varias decenas de años, al
hijo de MANUEL CHÁVEZ GONZÁLEZ, depositario del mismo nombre y actualmente a
cargo de lo que fuera tarea durante también muchos años, de su padre: la
dirección de GRAFICO DE MARTÍNEZ DE LA TORRE.
Ciudad señera, aquella región azucarera sería el
dogal que cobijara a Manuel el viejo después de sus inicios en el periodismo en
la no menos laboriosa MISANTLA.
Llegado de su natal COATEPEC, MANUEL arribó a la
señorial Misantla en una época por demás conflictiva y violenta en la que se
enfrentaban dos grupos irreconciliables.
CHÁVEZ GONZÁLEZ llegaría a fundar un semanario que
se comprendía, intentaba suavizar los roces entre paisanos e incluso hermanos,
con notas de reflejo político, comunitario y social que difundieran un ánimo
positivo y una situación colectiva no tan agresiva llamando a la unidad social.
Eran los últimos días del cacicazgo de MANUEL ZORRILLA RIVERA Y CORNELIO RECIO
era su alfil para la presidencia municipal cuya cabeza y ediles había impuesto
a su capricho durante muchísimos años.
Así, Chávez se vio envuelto en un turbulento
enfrentamiento que le tomó desprevenido y provocó que el semanario ya
existente de los opositores a Don Manuel, entre quienes yo me encontraba y
habíamos fundado EL TENATE, periódico que hacía alusión al canasto de los
recolectores de café, en los que se solía poner, después de la jornada, todo lo
que portaran y de todo lo que se pudiera, le tomaran como blanco y le juzgaran
y sentenciaran como cabecilla del movimiento caciquil y de los que llamábamos
“los ricos y poderosos”.
El resultado final sería que Chávez sufriría una agresión
brutal que le mandó al hospital con todo el cuerpo fracturado poniendo su vida
en un hilo.
Ante aquella agresión que me pareció cobarde y en
contra de lo que como periodista amateur comprendía era un violación al derecho
a la libertad de expresión, fui el único que le visitaría en el hospital donde
permanecía olvidado y casi dado por muerto, con lo que se me consideró de su
parte y se me quiso arrastrar a silla de caballo. Me defendí.
Desde entonces nació una amistad que se fundaba en
las coincidencias de abrevar y aprender periodismo en la lectura de los
gigantes de aquel tiempo y que estaban reunidos, casi todos, como
editorialistas de SIEMPRE, la revista de PAGÉS LLERGO.
Zabludowsky, Alvarado, Blanco Moheno, tantos otros
quienes fueron maestros de nuestro empirismo idealista que creo que perduró a
lo largo de toda la vida de mi gran amigo MANUEL CHÁVEZ GONZÁLEZ.
Estando en Misantla y él ya en Martínez de la Torre
– donde encontraría a la mujer de su vida y le diera después sus dos admirables
hijos: ADRIANA Y MANUEL, me invitó a fundar EL CLARÍN.
Sería largo enumerar la tarea que enfrentaría y de
la que fui testigo y actor ¿Cómo no recordar aquellos días en que las notas se
recogían escritas a máquina, corregirlas, pasarlas al linotipo, revisar los
originales para luego pasar las galeras a la enorme Webendofer, bajo la cual
dormíamos en aquella imprenta de Puebla, después de haber comido lo que se
pudiera, hasta recoger y doblar en la madrugada, aquellos ejemplares de EL
CLARIN, olorosos a tinta fresca, para regresar en el viejo auto a la zona y
distribuir aquel semanario que cobraría gran importancia en la región e incluso
en la ciudad de Xalapa en donde pasé a trabajar después de dejar en el panteón
de Misantla, a mi padre, como semilla de mi estirpe.
La vida nos lleva siempre por diferentes caminos.
En Xalapa conocí y le reconocí desde entonces como hermano con quien compartir
aspiraciones y metas personales de realización en la letra impresa, a JOSÉ LUIS
POCEROS DOMÍNGUEZ.
En la ciudad capital supe de la cobarde agresión en
contra de Chávez por las autoridades municipales de Martínez, a quienes
señalaba sus abusos. Esta vez pasó mucho tiempo en la cárcel acusado de un
delito fabricado que por su inconsistencia, permitió que la justicia prevaleciera
en contra de quienes usan la Ley como arma represiva.
Presenté entonces a Manuel con José Luis Poceros
creándose una gran empatía que resultó en confiarle la corresponsalía de
GRÁFICO DE XALAPA en Martínez, “con toda la libertad para escribir y publicar
lo que fuera apegado a la verdad”, le dijo Poceros.
Lo demás es ya historia. Siempre de dije a Chávez
que de haber seguido EL CLARIN habría crecido a ser cada vez más importante en
la región y el Estado. Chávez dedicó su experiencia y ética adquirida en el
duro aprendizaje de la condición humana, a proyectar GRAFICO DE XALAPA y
después a ser la mano ejecutora de Poceros para la creación y proyección de
GRAFICO DE MARTÍNEZ DE LA TORRE.
Todo eso se me vino a la mente al saludar a un
hombre recto y honrado como me dijo Poceros que es aquel que conocí hace muchos
años, cuando apenas era un niño y es ahora el digno heredero de su padre:
MANUEL CHÁVEZ HIJO.
Ojalá que desde allá me leas Manuel.
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