Arturo Reyes Isidoro
¿Acecha
la michoacanización a los alcaldes electos?
En su ejemplar número 1931 del pasado 3 de
noviembre, la revista Proceso, con el
título “Quiénes y cómo gobiernan realmente en Michoacán” publicó un trabajo de
investigación de la reportera Anabel Hernández en el que da cuenta de una
reunión que tuvo lugar en noviembre de 2007, a la que convocó la organización
criminal a 14 alcaldes electos para el periodo 2008-2011 para cobrarles el
apoyo económico brindado durante sus campañas electorales.
Anabel se basó en un informe inédito de la
Procuraduría General de la República (PGR)
sobre las mafias que operan en Michoacán elaborado a partir de
investigaciones del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para
el Combate a la Delincuencia, de reportes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional
(Cisen), declaraciones ministeriales y documentos a los que tuvo acceso.
En su extenso trabajo, informa sobre la
cooptación que de las policías y las autoridades municipales hacen los
delincuentes con la finalidad de afianzarse en el control territorial.
El pasado lunes 18, el columnista Luis
Velázquez, en su columna “Barandal” que publica en su blog y en algunos medios
impresos del estado y que se distribuye también por las redes sociales, publicó
un trabajo de investigación sobre las
ligas de la alcaldesa de Alvarado, Sara Luz Herrera Cano, “Sarita”, con
grupos delincuenciales.
El colega da pelos y señales con base en un
expediente penal del Juzgado Cuarto (federal) del Distrito en Veracruz, del 16
de diciembre de 2012. Cita el periodista: “De acuerdo con el expediente, se
trata de la declaración de un testigo de nombre Jorge, quien vive en la ciudad
de México y consigue las armas para la banda, miembro de la delincuencia
organizada, perteneciente a Los Zetas… Dice: ‘La alcaldesa de Alvarado, de
nombre Sara Luz Herrera Cano, es mi amiga de la infancia, ella es parte de
nuestra organización, inclusive mis jefes, El comandante Chino y/o El 4000, y
su pareja, Elma Guízar Valencia, alias Maribel Garduño, fueron quienes le
financiaron su campaña política para la alcaldía… Lo anterior, a través de El
Pachi, El Riky y La mursa’…”.
Agrega más adelante: “Lo sé porque yo en
algunas ocasiones acompañé a ‘La mursa’ para entregarle el dinero a mi amiga
Sara Luz Herrera Cano, siendo éste el contacto para acercarse a mi amiga para
que no la vieran conmigo y manchar su imagen de persona honesta… Ahora que ganó
la presidencia apoya económicamente a nuestra organización, con la cantidad de
cien a 120 mil pesos mensuales…”.
¿Acaso es “Sarita” el primer caso documentado
que se tiene de un alcalde veracruzano que se michoacanizó?
No deja de llamar la atención el párrafo de
un boletín del Gobierno del estado del pasado domingo 17 en el que se informa
que ante los alcaldes electos de la entidad: “El titular de la SSP (Arturo
Bermúdez Zurita) subrayó la necesidad de que los nuevos ediles respeten el estado
de derecho, no permitiendo dejarse presionar por ningún grupo para la toma de
sus decisiones y para la designación de sus comandantes; abundó que mientras
respeten la ley y acudan a la dependencia, serán respaldados por la Policía
Estatal para garantizar la autonomía de sus disposiciones”.
Lo que no dice el documento es que el jueves
14, cuando tuvo la reunión por la mañana, los presidentes municipales que
tomarán posesión de su cargo el próximo 1 de enero salieron con los pelos de
punta, acalambrados, sorprendidos por lo que vieron y escucharon, pues les
quedó claro que los pasos de todos pueden estar siendo seguidos y registrados
minuciosamente desde su campaña y que debe haber un expediente de cada uno
sobre su comportamiento personal.
Cuentan algunos de los asistentes que no
saben si en realidad fue con fines meramente informativos e ilustrativos o fue
a propósito, a manera de advertencia y para acalambrarlos, que en la larga
sesión de trabajo les pusieron a “Sarita” como ejemplo de lo que no deben hacer
como autoridad municipal.
Según ellos, en la reunión pasaron de la
sorpresa al temor cuando les mostraron en una gran pantalla una bien
documentada investigación que contiene testimonios en forma detallada, pruebas
que las autoridades de seguridad tienen, que son seguramente con las que
cuentan las ministeriales, que incriminan en forma determinante a “Sarita”, y
que además presuntamente la involucrarían en al menos otros dos casos similares
al que la señalan por ahora (la acusan de haber enviado a matar a quien era su
secretario) y la relacionarían con personas o grupos delincuenciales de alto
calibre.
¿Cómo es que las autoridades tienen tantas
pruebas documentales, de audio y visuales?, se preguntan los alcaldes electos
que todavía no salen de la sorpresa. No les cabe duda de que desde su campaña
debieron haber advertido “cosas raras” y empezaron a vigilarla.
Piensan que la vigilancia no es mala para la
propia seguridad del estado, para la de ellos mismos como alcaldes, siempre
expuestos al peligro, pero sobre todo para evitar que Veracruz se michoacanice,
esto es, que las autoridades municipales terminen sometidas a la delincuencia
organizada. Pero el “caso Sarita” les dio idea también de que su tarea en
materia de seguridad no será nada fácil. Por eso salieron con los pelos de
punta.
Por lo que hace a la alcaldesa, salieron
convencidos de que del Palacio Municipal de Alvarado saldrá pero para ingresar
a alguna prisión, previsiblemente a Pacho Viejo o a Villa Aldama, según el
fuero del delito o de los delitos de los que se le acusa.
Por lo que se enteraron, creen que el asunto
de Alvarado es más serio de lo que hasta ahora se ha manejado y trascendido,
y que la Procuraduría General de
Justicia del estado, sin importar que se trata de una mujer priista, del
sistema en el Gobierno, no esperó más y solicitó su desafuero para poderla
encausar penalmente antes de que a las autoridades estatales se les acuse y se
les haga escándalo porque no haber actuado a tiempo.
Por lo demás, lo que publica Luis Velázquez
vendría a reforzar las versiones que dieron en su momento algunos operadores
políticos, quienes durante la campaña de “Sarita” fueron enviados para ayudarla
a ganar y reportaron que al recorrer el municipio de pronto camionetas les
cerraban el paso, bajaban algunos hombres, les decían que ya sabían quiénes
eran, les ofrecían todo lo que necesitaran y les pedían que “saludaran” a sus
jefes. De regreso en Xalapa ninguno volvió a la “Generosa” como llaman también
a Alvarado.
Por lo que se advierte y por lo que dijo el
secretario de Seguridad Pública, hay el riesgo y debe haber la preocupación de
que algún “grupo” presione para que se nombre a tal o cual comandante de
policía municipal. La michoacanización, por lo que nota, acecha. Por ahora,
debe reconocerse la decisión de Javier Duarte de Ochoa para combatir la
delincuencia organizada y la aplicación que en ello pone Bermúdez Zurita.
Toquemos madera para que nunca tengamos en el estado “grupos de autodefensa”,
balaceras en los centros urbanos, quema de camiones y gasolineras, así como
estallidos en instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad.
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