Arturo Reyes Isidoro
Gustavo Madero, cual
Magdalena
Ahora
sí, como dice el dicho, Gustavo Madero Muñoz, dirigente nacional del PAN, ha
llorado como mujer lo que los panistas no supieron defender como hombres…
íntegros y honestos.
El
miércoles, durante la sesión del Consejo Nacional con motivo de la celebración
del 75 aniversario de la fundación de su partido, se dolió que a su paso por la
presidencia de la república no hayan podido desmantelar el régimen priista.
Para
finalizar su rollo conmemorativo, el chihuahuense evocó “una imagen que me ha
acompañado durante los últimos años, le llamo el Deja Vu de Francisco I.
Madero”.
Entonces
recordó que su tío abuelo –su abuelo Evaristo era hermano del llamado Apóstol
de la Democracia– convocó a la insurgencia en octubre de 1910 para derrocar al
régimen autoritario de Porfirio Díaz y que en un año estaba rindiendo (tomando
dijo en su mensaje) protesta como primer presidente democrático del país.
Sin embargo,
agregó, al llegar al poder “cometió un gravísimo error, no desmantelar el
anterior sistema porfirista, ese sistema que combatió; por el contrario, no
sólo no lo desmanteló, sino que licenció sus tropas y 15 meses después este
sistema lo devora”.
Prosiguió
diciendo que reflexiona con frecuencia qué hubiera sido de México si ese “breve
espacio de democracia” se hubiera consolidado, “si esta chispa hubiera
prendido, si hubiera encendido una llama permanente que nos siguiera alumbrando
al día de hoy”. Se preguntó: “¿qué país
tendríamos si tuviéramos 100 años de vida democrática plena?”
Dijo que no
la tuvieron y que ese error costó un siglo de atraso, “de un sistema
autoritario, clientelar y corrupto que es el origen de gran parte de los males
y enfermedades sociales que padecemos los mexicanos todavía hoy”.
“La
ignorancia, la injusticia, la desigualdad, la pobreza, la impunidad, la
corrupción. Qué grave error, qué gran costo”, expresó, al parecer sin morderse
la lengua, pues ya vimos lo que hicieron Vicente Fox y Felipe Calderón y toda
la bola de corruptos que los acompañaron a su paso por la presidencia y el
poder.
Aterrizó en
la actualidad: “Pero un siglo después el Deja Vu se nos presenta. El PAN gana
la presidencia de la república y llega al poder en el año 2000”.
Entonces sí,
se soltó como la Magdalena: “Muchos pensamos que mágicamente los problemas de
México iban a desparecer, todo era alegría, entusiasmo, pero cometimos un error
similar, no se desmanteló en estos 12 años el antiguo régimen priista que
combatimos, ni la cultura ni el funcionamiento del sistema y del poder
político, y no fueron 15 meses después, sino 12 años después, ese sistema nos
devoró electoralmente en julio del 2012”.
En sus
sueños, Madero dijo que él quisiera
pensar que la nueva etapa del PAN es regresar a Los Pinos para concluir esa
tarea, “para construir una nueva cultura diferente a esta que hemos criticado,
a la cultura clientelar, populista, autoritaria, corruptora, opaca y construir
una nueva cultura, una cultura basada en la democracia, en el respeto a la
dignidad de la persona humana, en el respeto a los derechos, el respeto a las
leyes y al Estado de Derecho”.
El dirigente
nacional panista obvió mencionar que no pudieron desmantelar el régimen priista
porque eso no se logra por arte de magia y porque todo eso que critica, la
cultura clientelar, el autoritarismo, la corrupción, la antidemocracia, la
impunidad, la falta de transparencia, todo eso no sólo no lo combatieron sino
que lo perfeccionaron, y ejemplos con pelos y señales sobran.
Igual que
hacen los priistas, el pasado 7 de septiembre el propio Madero culpó a la
prensa por informar sobre la corrupción y los escándalos de su partido. Dijo
que construyen una imagen distorsionada del blanquiazul, resaltan sus fallas y
orquestan una “narrativa” orientada a desalentar a sus simpatizantes.
Pero quiso
que no, aceptó: “Yo no niego que, como en toda comunidad humana, en la nuestra
lleguemos a presentar actos de corrupción o comportamientos individuales
licenciosos”. Pues sí, pero la prensa no es la responsable.
Se fue duro
contra el gremio al decir que los medios “tratan de decir engaños con pedazos
de verdad, (de) construir una historia perversa”. Está mal el señor (y para que
se vea que esta actitud no sólo es de los tricolores).
Porque los
periodistas no son los culpables de los moches que han denunciado los alcaldes
de su propio partido, verdaderas extorsiones de los mismos diputados federales
panistas, ni del escándalo por las teiboleras en Puerto Vallarta, ni de la
utilización de San Lázaro para pachangas con licor y mariachis, ni del presunto
soborno del coordinador legislativo Jorge Luis Preciado que denunció el senador
José María Martínez a cambio de que votara a favor de las reformas de Peña
Nieto, ni de las expresiones racistas como la de un ex funcionario de su
partido en Querétaro, ni de la bajeza de sus distinguidos militantes del
Distrito Federal que fueron a manosear a una señora en Brasil agarrándole las
pompas delante de su esposo al que de paso dejaron como santo Cristo por una
paliza, ni de las conductas fascistas de
algunos de sus militantes, ni de los miles de muertos por la guerra de
Calderón, ni de la riqueza insultante de los hijos de Martha Sahagún de Fox, ni
del escándalo por el caso de Oceanografía, ni del acaparamiento de agua que
está haciendo el gobernador de Sonora Guillermo Padrés Elías con una presa
privada en perjuicio de cientos de personas, etcétera, etcétera.
Cansados de
lo que acusa, los mexicanos le dieron la espalda al PRI en 2000 y les otorgaron
su confianza a través del voto, porque prometían el paraíso democrático y de
cero corrupción, de cero impunidad, ético, de justicia, transparente, pero,
como escribió Giovanni Sartori en 1993, la enfermedad se curó con un remedio
peor.
Digo que
sueña el señor Madero con que van a volver a Los Pinos porque ni los mexicanos
les creen ahora ni los ven con buenos ojos y porque el PRI, que ya aprendió de
sus errores, no los va a dejar, no porque vaya a ser precisamente un modelo de
democracia y todo lo que conlleva con ello, sino porque serán menos burdos para
hacer sus cosas, porque de que saben cómo lograrlo, si se lo proponen, claro
que saben.
El panismo
llegado a la presidencia, al poder, fue una esperanza para los mexicanos que
querían y necesitaban un cambio, de veras. Esa esperanza murió hace mucho. El sistema
no los devoró. Se devoraron ellos mismos.
Ahora, diplomado
Al menos
actividades como la que inicia hoy son de reconocérsele al secretario de
Gobierno, Erick Lagos Hernández, así como a la rectora de la Universidad
Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara. En coordinación inauguran el diplomado
“Gobernabilidad democrática y construcción y ciudadanía”. Se trata, me comentó ayer Fernando Sánchez, titular de
la Dirección General de Desarrollo Político e Institucional, “de un ejercicio
académico orientado a la formación de cuadros calificados para el desarrollo
político, la consolidación de las instituciones democráticas, la promoción de
la calidad de la participación ciudadana y el análisis de la gobernabilidad en
México”. El acto será a las cuatro de la tarde en la USBI Xalapa.
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