El
PERIODISTA
Octavio
Rojas Aldana
A las clases de civismo que
impartía, el Prof. Adalberto Toto Linares, acudían también, alumnos de otros
salones y de otras escuelas, en la secundaria Isaac Ochoterena, que entonces se
encontraba, hace varias décadas, en una casa adaptada en Belisario Domínguez,
una vez, nos platicó de una muy interesante experiencia,…“tuve un compañero dijo, que era muy inquieto e inteligente y me
manifestó que lo que más deseaba era ser periodista”, se fue de San Andrés
y años después regresó, como continuaba con su vocación lo invite a colaborar
en el periódico que ya tenía, observé que hacia investigación, escribía,
editoriales, artículos de fondo, entrevistas a políticos y personalidades de la
localidad, llegaron las llamadas de elogio y las felicitaciones, inició una
vida social más intensa, desayunos, comidas, llegaron las noches bohemias y las
borracheras para festejar el apoyo o el ataque a tal o cual postura, era el
periodista del momento, lo que él escribía, era lectura obligada, tenia peso
político-económico-social impactante en la población, que buscaba sus artículos
con interés. Un día, le llegaron proposiciones de la capital del estado y se
fue. Le fue muy bien, sabía su oficio, había nacido para ser periodista, con
todos los riegos que esto conlleva y estaba dispuesto a correrlos, tenaz,
intrépido, valiente, buscador obsesivo de la verdad, escribió varios libros de
gran éxito editorial y periodístico, pero finalmente tuvo que irse, por lo
mismo, del estado y del País. Años después apareció en el pueblo, platicamos de
muchas cosas, habló de la posibilidad de comprar un terreno pequeño y hacer una
casita. Lo invite a escribir nuevamente en el periódico, pero se negó
rotundamente. Después desapareció nunca volví a saber de él, no se donde vive y
si está vivo o muerto.
Recuerdo de manera especial que le pregunte,
según su experiencia, ¿que era ser
periodista?, me miró fijamente a los ojos y me dijo: Amar con pasión tu profesión, estar preparado con la mejor cultura
posible, estar al día en información de todo tipo, local, estatal y nacional,
con ojos de águila real y el olfato y fiereza de un tigre de bengala,
perseguir, investigar toda información periodística, donde pueda haber soborno,
abuso de poder, malversación de fondos, daño patrimonial, que afecte básicamente
al pueblo, a los que menos tienen y estar listo para que, con audacia y las
pruebas en la mano, publicar la primicia lo mas pronto posible, sin que te
tiemblen las manos y decidido a afrontar las consecuencias, tener nervios de
acero, disfrutar la gloria sin demostrarlo y no tener miedo, si quieres ser
rico, ser periodista, es un camino equivocado, sobrevives económicamente pero
estas mas cerca que nadie, de la ofensa, el desprecio, la calumnia, de una
agresión física, incluso de la muerte, ser periodista es más peligroso que ser
corresponsal de guerra, tus seres queridos van a pasar muchas carencias y angustias, pero vivirán
orgullosos de tu esfuerzo, en búsqueda de la verdad, hasta tus mas acérrimos
enemigos te reconocerán tus méritos, vivo estorbas, apestas, te eluden y
menosprecian, cuando ya no existas, muerto, serás elogiado como un digno
ejemplo público.
Unos años después, un campesino comentó que
por su rancho, vive en una pequeña casita, un viejo solo, canoso y gruñón, que
por casualidad se encontró y que le preguntó que hacia y que le dijo: “Nada, estoy enfermo, muy viejo, vivo
aislado, pero no solo, me acompañan muchísimos recuerdos. Para sobrevivir lo que me queda de vida,
tengo unos libros que deseo releer, un poco de pan y unas botellas de
aguardiente”.
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