Arturo Reyes
Isidoro
La caída para arriba de Charleston
La definición
de la política como el arte de lo posible se le atribuye a Aristóteles, pero
también a Maquiavelo e incluso al alemán Bismark.
Por extensión
y en la política a la mexicana, me atrevería a decir que también es el arte de
lo imposible como, por ejemplo, que desafiando y venciendo a la Ley de la
Gravedad una caída no necesariamente es hacia abajo sino que también se da
hacia arriba.
El joven
diputado federal veracruzano por el distrito 9 de Coatepec Fernando Charleston
Hernández nos lo acaba de demostrar ayer. Dos meses y diez después de que
renunció a la Secretaría de Finanzas y Planeación del Gobierno de Veracruz
reapareció en plan grande en San Lázaro para hacer el posicionamiento del Grupo
Legislativo del PRI en la comparecencia del secretario de Hacienda y Crédito
Público, Luis Videgaray Caso.
Más allá de
lo que dijo a nombre de todos sus compañeros –la bancada de su partido es la
más grande y la más fuerte, además de poderosa porque es la del presidente–,
políticamente resalta la significación de la representación con la que subió a
la tribuna.
¿Por qué él y
no otro de los restantes 206 diputados tricolores? Lógicamente tuvo que haber
tenido el visto bueno del líder de la bancada Manlio Fabio Beltrones y haber
pasado al menos por el palomeo del dirigente nacional tricolor César Camacho
Quiroz y del propio Videgaray, si no es que del mismo presidente Peña Nieto.
Así se cuecen las cosas allá adentro.
Antes de
aceptar y venir a Finanzas, el coatepecano
presidía la comisión de Desarrollo Social de la Cámara de Diputados.
Ahora que volvió a su tarea legislativa no faltó quien lo diera por muerto
político, o al menos dijera que estaba frío, congelado. Pero, ahora sí como
dijera Zorrilla en su “Don Juan Tenorio”, “Los muertos que voy matáis gozan de
cabal salud”, esto es, que mientras respiren en política no hay cadáveres políticos.
Aquí comenté
en columna anterior que el joven Charleston entabló contacto con el grupo del
entonces secretario de Finanzas del Estado de México, Luis Videgaray, cuando
colaboraba en Banobras al lado de otro veracruzano, Luis Pazos, y luego se
involucró con ellos cuando pasó a formar parte del despacho del ex secretario
de Hacienda Pedro Aspe, Protego Asesores, al que pertenecía el mismo Videgaray.
Eso seguramente tuvo que haber contado.
Pero también
debieron haber valorado su trayectoria, como el hecho de que a los 23 años fue
secretario técnico de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la LVIII
Cámara de Diputados, que es licenciado en Economía por el ITAM, que tiene un
diplomado en Cultura Financiera por la Condusef, y que fue subsecretario de
Planeación y luego secretario de Finanzas del Gobierno de Veracruz.
Me llamó la
atención ayer una foto que vi donde antes de entrar al recinto camaral se les
ve a los dos, Videgaray y Charleston, platicando en una de las oficinas de San
Lázaro.
Anoche a punto
de despachar la columna lo contacté. Lo encontré sencillo y abierto como
siempre. Entre varias cosas del día que repasamos y que comentamos me llamó la
atención un detalle político pero también humano: me dijo que la oportunidad
que se le había dado la consideraba también un reconocimiento al gobernador
Javier Duarte de Ochoa. El agradecimiento es una virtud de los bien nacidos.
Otra cosa que
advertí: no lo escuché ni lo advertí enfermo. Charleston Jr. está de regreso y
con todo el calor de la cúpula tricolor y del equipo de Hacienda y Crédito
Público, donde tiene amigos y donde conocen de su capacidad. ¡Ah! Ahora se ve
también el sentido de la oportunidad que tiene: se regresó a tiempo, justo
cuando se tenía que regresar.
Buganza, pillerías
Hace un año
por estas fechas Gerardo Buganza Salmerón tenía días de haber llegado a la
entonces secretaría de Comunicaciones, hoy de Infraestructura y Obras Públicas,
y en su carácter de tal le tocó hacer la respectiva guardia de la dependencia a
su cargo ante la estatua a Hidalgo.
Ayer por el
mismo motivo volvió al mismo podio en el parque de Los Berros en Xalapa y no
dejó de recordar que hace 12 meses hizo el compromiso de hacer las cosas bien,
con orden, con apego a la ley, con transparencia y con eficacia, y que el
resultado de su trabajo serían obras que apalancarían el desarrollo de los
veracruzanos.
Sólo cuando
se ha cumplido o se está cumpliendo se puede hacer recuerdo de los compromisos
e incluso salir a dar la cara. Ayer dijo que con hechos “que no dejan lugar a
duda” está cumpliendo y que lograrlo requirió “tomar decisiones fuertes”.
Las apuntó:
afectar intereses, poner orden, replantear sus relaciones institucionales así
como con los contratistas, modificar procesos de trabajo e intentarlo en las
formas de pensar, y que como resultado de todo ello “Obras que dormían el sueño
de los justos, ahora se han reactivado para que pronto estén al servicio de los
veracruzanos; obras que se habían convertido en barril sin fondo de pillerías
hoy están en manos de la justicia y esperan la resolución judicial para que las
recuperemos y concluyamos; obras de infraestructura deportiva para los Juegos
Centroamericanos y del Caribe se concluyen en tiempo y forma”, además de que
habló de obras nuevas.
Y soltó un
adelanto: En breve se estarán finalizando los procesos técnicos y de
contratación de grandes proyectos estratégicos estatales del Plan Veracruzano
de Desarrollo.
Hoy cuántos
pueden salir a decir cosas así e incluso a hablar de pillerías en el propio
gobierno siendo parte del propio gobierno, e incluso de paso, así sea bajita la
mano, a hacerle un recordatorio a las autoridades judiciales de que no se hagan
patos, que resuelvan, que procedan y que castiguen a los autores de esas
pillerías, porque no se sabe que estén actuando.
Sobre lo
último que dijo, se sabe que gracias a lo que la dependencia a su cargo ha
recuperado de dinero que había sido desviado más lo que está por obtener de
otros litigios se pondrán financiar obras materiales significativas, de
relevancia, con las que habrá de vestir su salida el gobierno de Javier Duarte
de Ochoa, quien tal vez hará el gran anuncio dentro de dos meses con motivo de
su Cuarto Informe de Gobierno.
“Recordar la
historia debe ser un auténtico ejercicio de reflexión, nunca una retórica
vacía”, apuntó a propósito del acto y de la fecha. Pues sí, lo que pasa es que
algunos, o muchos, no tienen con qué.
Se fue Fili, llega Emilio
Filiberto
Vargas Rodríguez desde hacía muchas semanas tenía tomada ya la decisión de
renunciar a la Dirección de Prensa del Gobierno del Estado. Ayer finalmente lo
hizo no sin antes despedirse de los enlaces de prensa y del personal del área.
Se fue en los
mejores términos con su amigo el coordinador general de Comunicación Alberto
Silva Ramos. Le expuso sus motivos personales y Silva lo entendió. Lo
sustituirá Emilio Cárdenas Escobosa, hasta ayer titular de Prensa del Comité
Directivo Estatal del PRI.
Fili regresa
a lo suyo, a su portal y al columnismo periodístico. Emilio le deja un hueco a
Elízabeth Morales García. Suerte a los dos amigos y compañeros.
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