Felipe
Bustos García
Recordando
el 4 de Agosto de 1952, fundación de la Escuela Normal Rural de Misantla -
Perote. POR FELIPE BUSTOS GARCIA
La
historia de la Escuela Normal Rural Federal de Perote es, sin duda, un episodio
trascendente en la Historia de la Educación en Veracruz que no ha sido todavía
plenamente escrito, porque se está construyendo día a día en la labor de
quienes de ella egresaron y que ocupan actualmente responsabilidades en los más
diferentes niveles dentro del sistema educativo estatal así como en el
nacional.
La
proyección de los egresados de esta institución que nació con el interés de
transculturar a hijos de campesinos provenientes de todos los núcleos indígenas
de la entidad así como del país, haciéndoles aptos para enfrentar cualquier
carencia en el medio inhóspito del ejercicio profesional del magisterio en las
comunidades más apartadas, no solamente se ha circunscrito a su labor
profesional en el aula y a la cosecha anual de los frutos educativos directos
de la enseñanza en muchas generaciones de niños y jóvenes que han egresado de
los centros educativos a su cargo, sino que ha ido mucho más allá y es una
realidad que en todo proyecto educacional y en toda iniciativa de avance que
intenta aplicarse, hay varios maestros egresados de esta escuela aportando sus
ideas e influyendo en su recta y positiva aplicación.
Su
influencia ha trascendido también el ámbito de la política educativa nacional
dado que varios de ellos, todavía jóvenes maestros, han ocupado curules en el
Senado de la República así como en las Legislaturas Federales y de los Estados,
siendo parte actuante en la orientación que, de acuerdo a los tiempos y
circunstancias, se ha dado a la legislación correspondiente.
En el
terreno político sindical, Antonio Jaimes Aguilar ocupó la Secretaría General
del Comité Ejecutivo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y
antes también, Carlos Jonguitud Barrios, egresado de la Escuela Regional
Campesina de Ozuluama, antecedente original de la Normal de Misantla y Perote,
fue líder nacional, y Gobernador de su Estado.
Sus
frutos han sido múltiples y muy variados, desde Lucio Cabañas Barrientos, quien
fuera Secretario General de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas
de México (FECSM), organización que por un período de varios meses dirigió
desde esta escuela para cursar parte de su Sexto Grado de Profesional hasta
doctorados en varias ramas de las ciencias; quienes prestan sus valiosos
servicios a la educación en sus campos de acción como Franco Gerón Xavier,
Doctorado en Agricultura, quien ha brindado aportaciones importantes en su
especialidad de Genética dentro de la Universidad de Chapingo o el Doctor
Nazario Bustos García, uno de los pocos ciudadanos del mundo a quien los
japoneses le han permitido ser Director de un centro universitario: el Inter –
University Lifelong Learning Research Institute de la ciudad de Kita – Kyushu
(Campus de tres universidades que han unido allí sus especialidades en Educación).
Académicos
de la Educación a nivel nacional como Reynaldo Ceballos Hernández y Salvador
Hernández Mejía y fundadores de sistemas educacionales trascendentes como el de
teleaulas que encabezara Arturo Alvarado Morales.
Día a
día, en las escuelas de todo el Estado, la acción de los maestros egresados de
la Escuela Normal Rural de Perote es una savia que va nutriendo la conciencia
infantil y de los jóvenes, pero siempre yendo más allá, porque los maestros de
esta Normal fueron formados, básicamente, como líderes positivos y
constructores de sus comunidades.
Desaparecida
en 1969, la Escuela Normal Rural “Enrique Rodríguez Cano” de Misantla
(1952-1959), después de Perote (1960-1969), dio apenas a los surcos fértiles de
la Educación trece generaciones, un número aproximado de 620 egresados, los que
aparentemente son pocos si comparamos con otras instituciones de educación
Normal, principalmente particulares, que aportan generaciones de más de 500
graduados cada año, siendo aquellos quienes ocupan más del 60 por ciento de las
Supervisiones y Jefaturas de Sector de lo que anteriormente constituía el
sistema educativo federal en Veracruz, gracias a su dedicación, cumplimiento en
el trabajo y desempeño destacado.
Incómodo,
como resulta toda verdad a quienes de falsear la realidad viven, resulta decir
que no se les ha sido permitido llegar a categorías oficiales de mayor decisión
porque, distraídos en la diaria jornada docente de sus aulas y sus comunidades,
se han mantenido al margen de la tentación de pertenecer a “equipos”, grupos o
mafias de políticos que han hecho de la vida pública nacional el burdo remedo
de una alegre y productiva competencia deportiva en la que se reparten los
campos como feudos de poder y solamente se deja entrar al juego, a patear la
pelota, a los comprados en el draft de la selección muy pocas veces ideológica
y las más de las veces simplemente por coincidencia de intereses y ambiciones
personales de poder.
Así,
cuando ha tocado su turno a cualesquiera de los equipos de políticos incluidos
en el rol de selectos, controlar el terreno de acción de la Secretaría de
Educación Pública, lo primero que han hecho es hacer a un lado a quienes son
verdaderos Maestros y entienden y conocen de la problemática educacional para
llenar las oficinas de planificadores, administradores y burócratas que ligan,
con la esclerosis de su ineficiencia, la libre circulación de la educación en
las aulas, obligando al Maestro a llenarse de papeles, a llenar y llenar formas
y estadísticas que solamente sirven para satisfacer el ego de algún
planificador o justificar partidas autorizadas por quienes manejan los
altísimos presupuestos administrativos del aparato secretarial.
Estos
equipos de políticos han ido, poco a poco, porque ha ido sucediendo a lo largo
de muchos años, agotando la iniciativa constructiva del Maestro (a quien no
concibo serlo si no es por vocación y por necesidad espiritual), reprimiéndole
porque se retrasa en su programa por enseñar algún oficio a sus alumnos o por
mostrarles la forma de fabricar jabón o pasta de dientes en su casa, o lo que
pareciera elemental, que es la conservación de los alimentos.
Se acusa
y lo grave es que se llega a agredir profesional y moralmente al Maestro,
cuando intenta hacer productiva su escuela y sus alumnos y combatir la pobreza
de su comunidad con acciones prácticas de aprovechamiento de los recursos del
medio, tal y como se nos enseñó en la Escuela Normal Rural.
Se le
llama al orden administrativo y se le ordena encasillarse en las guías
programáticas (muchas veces ilógicas y absurdas – hechas por los
planificadores), para matarles el deseo de unirse a las comunidades rurales
para ayudarles a superar sus ancestrales carencias. Pareciera que se intentara,
de una buena vez y por todas, acabar con el liderazgo humano del Maestro en las
colectividades.
Así, el
Maestro ha ido desfalleciendo poco a poco en sus iniciativas, viendo cómo sus
frutos, cada vez más raquíticos y exangües, desfallecen ante la poca sombra que
le han dejado a sus escasas ramas, agotadas ya, por la imposición de tareas
burocráticas absurdas y la triste situación de verse convertido en profesor que
dicta como loro la instrucción que como receta le ordenan transmitir a los
alumnos teniendo – por necesidad – que olvidarse del fin último y vital de la
Educación, que es ayudar a cada quien a ser como es, como lo dejara asentado
ya, hace muchos siglos con tanta simpleza y en una sola línea, el griego
Píndaro.
Y es que,
en la Escuela Normal Rural de Perote se nos dijo siempre que la Educación no se
puede administrar, tampoco se puede falsear reduciéndola a una mera
instrucción, y mucho menos se puede burocratizar y aún menos, deificarla
encasillándola en gráficas y estadísticas.
La
Educación es el culto del amor al hombre. De ese hombre que intuye la necesidad
de conocerse y valorarse para poder amarse a sí mismo y a los demás. Imperativo
divino que es vital para ser siempre mejor y poder compartir con los demás la
propia integridad y la bienaventuranza.
La Educación,
así como el amor, es un descubrimiento personal y de especie que se prodiga.
La
Educación, como el amor, así se imparte y se comparte cada día.
Por eso,
la Educación, así como el amor, no se puede administrar, es imposible
burocratizarlo y mucho menos se puede sublimar con estadísticas.
La
Educación es amor – digo – porque sólo por amor se puede encerrar un Maestro en
la cárcel de cuatro pareces de su aula para aislarse del mundo y de las
oportunidades mercantilistas de este ambiente de libre competencia;
entregándose, en cuerpo y alma, a la modesta tarea de hacer germinar con la
delicadeza tierna del jardinero, a cuarenta mentes pequeñas, cargadas de
problemas (en México los niños cargan todos los problemas de sus padres, del
medio y de la insuficiencia), para abrir en su imaginación y en su inteligencia
la cisura divina del razonamiento por donde pueda brotar la luz de la verdad y
la integridad que está en él como en todos los humanos, para darles alas y
mostrarles el camino para hacerse hombres, pese a todos los embates de esta
sociedad injusta.
Cumplo,
con esta publicación, un deber de hijo con mi Escuela Normal Rural, que me
diera refugio y alimento material y espiritual durante mi internado de seis
años y con la Historia de la Educación en Veracruz que, sin la inclusión de
esta etapa gloriosa de la vida educativa del Estado, estaría incompleta.
Tomado
del libro “Ximonco, la Escuela Normal Rural de Perote” de FELIPE BUSTOS GARCÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario