viernes, 29 de agosto de 2014

A CABALLO

Felipe Bustos García
Recordando el 4 de Agosto de 1952, fundación de la Escuela Normal Rural de Misantla - Perote. POR FELIPE BUSTOS GARCIA
La historia de la Escuela Normal Rural Federal de Perote es, sin duda, un episodio trascendente en la Historia de la Educación en Veracruz que no ha sido todavía plenamente escrito, porque se está construyendo día a día en la labor de quienes de ella egresaron y que ocupan actualmente responsabilidades en los más diferentes niveles dentro del sistema educativo estatal así como en el nacional.
La proyección de los egresados de esta institución que nació con el interés de transculturar a hijos de campesinos provenientes de todos los núcleos indígenas de la entidad así como del país, haciéndoles aptos para enfrentar cualquier carencia en el medio inhóspito del ejercicio profesional del magisterio en las comunidades más apartadas, no solamente se ha circunscrito a su labor profesional en el aula y a la cosecha anual de los frutos educativos directos de la enseñanza en muchas generaciones de niños y jóvenes que han egresado de los centros educativos a su cargo, sino que ha ido mucho más allá y es una realidad que en todo proyecto educacional y en toda iniciativa de avance que intenta aplicarse, hay varios maestros egresados de esta escuela aportando sus ideas e influyendo en su recta y positiva aplicación.
Su influencia ha trascendido también el ámbito de la política educativa nacional dado que varios de ellos, todavía jóvenes maestros, han ocupado curules en el Senado de la República así como en las Legislaturas Federales y de los Estados, siendo parte actuante en la orientación que, de acuerdo a los tiempos y circunstancias, se ha dado a la legislación correspondiente.
En el terreno político sindical, Antonio Jaimes Aguilar ocupó la Secretaría General del Comité Ejecutivo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y antes también, Carlos Jonguitud Barrios, egresado de la Escuela Regional Campesina de Ozuluama, antecedente original de la Normal de Misantla y Perote, fue líder nacional, y Gobernador de su Estado.
Sus frutos han sido múltiples y muy variados, desde Lucio Cabañas Barrientos, quien fuera Secretario General de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), organización que por un período de varios meses dirigió desde esta escuela para cursar parte de su Sexto Grado de Profesional hasta doctorados en varias ramas de las ciencias; quienes prestan sus valiosos servicios a la educación en sus campos de acción como Franco Gerón Xavier, Doctorado en Agricultura, quien ha brindado aportaciones importantes en su especialidad de Genética dentro de la Universidad de Chapingo o el Doctor Nazario Bustos García, uno de los pocos ciudadanos del mundo a quien los japoneses le han permitido ser Director de un centro universitario: el Inter – University Lifelong Learning Research Institute de la ciudad de Kita – Kyushu (Campus de tres universidades que han unido allí sus especialidades en Educación).
Académicos de la Educación a nivel nacional como Reynaldo Ceballos Hernández y Salvador Hernández Mejía y fundadores de sistemas educacionales trascendentes como el de teleaulas que encabezara Arturo Alvarado Morales.
Día a día, en las escuelas de todo el Estado, la acción de los maestros egresados de la Escuela Normal Rural de Perote es una savia que va nutriendo la conciencia infantil y de los jóvenes, pero siempre yendo más allá, porque los maestros de esta Normal fueron formados, básicamente, como líderes positivos y constructores de sus comunidades.
Desaparecida en 1969, la Escuela Normal Rural “Enrique Rodríguez Cano” de Misantla (1952-1959), después de Perote (1960-1969), dio apenas a los surcos fértiles de la Educación trece generaciones, un número aproximado de 620 egresados, los que aparentemente son pocos si comparamos con otras instituciones de educación Normal, principalmente particulares, que aportan generaciones de más de 500 graduados cada año, siendo aquellos quienes ocupan más del 60 por ciento de las Supervisiones y Jefaturas de Sector de lo que anteriormente constituía el sistema educativo federal en Veracruz, gracias a su dedicación, cumplimiento en el trabajo y desempeño destacado.
Incómodo, como resulta toda verdad a quienes de falsear la realidad viven, resulta decir que no se les ha sido permitido llegar a categorías oficiales de mayor decisión porque, distraídos en la diaria jornada docente de sus aulas y sus comunidades, se han mantenido al margen de la tentación de pertenecer a “equipos”, grupos o mafias de políticos que han hecho de la vida pública nacional el burdo remedo de una alegre y productiva competencia deportiva en la que se reparten los campos como feudos de poder y solamente se deja entrar al juego, a patear la pelota, a los comprados en el draft de la selección muy pocas veces ideológica y las más de las veces simplemente por coincidencia de intereses y ambiciones personales de poder.
Así, cuando ha tocado su turno a cualesquiera de los equipos de políticos incluidos en el rol de selectos, controlar el terreno de acción de la Secretaría de Educación Pública, lo primero que han hecho es hacer a un lado a quienes son verdaderos Maestros y entienden y conocen de la problemática educacional para llenar las oficinas de planificadores, administradores y burócratas que ligan, con la esclerosis de su ineficiencia, la libre circulación de la educación en las aulas, obligando al Maestro a llenarse de papeles, a llenar y llenar formas y estadísticas que solamente sirven para satisfacer el ego de algún planificador o justificar partidas autorizadas por quienes manejan los altísimos presupuestos administrativos del aparato secretarial.
Estos equipos de políticos han ido, poco a poco, porque ha ido sucediendo a lo largo de muchos años, agotando la iniciativa constructiva del Maestro (a quien no concibo serlo si no es por vocación y por necesidad espiritual), reprimiéndole porque se retrasa en su programa por enseñar algún oficio a sus alumnos o por mostrarles la forma de fabricar jabón o pasta de dientes en su casa, o lo que pareciera elemental, que es la conservación de los alimentos.
Se acusa y lo grave es que se llega a agredir profesional y moralmente al Maestro, cuando intenta hacer productiva su escuela y sus alumnos y combatir la pobreza de su comunidad con acciones prácticas de aprovechamiento de los recursos del medio, tal y como se nos enseñó en la Escuela Normal Rural.
Se le llama al orden administrativo y se le ordena encasillarse en las guías programáticas (muchas veces ilógicas y absurdas – hechas por los planificadores), para matarles el deseo de unirse a las comunidades rurales para ayudarles a superar sus ancestrales carencias. Pareciera que se intentara, de una buena vez y por todas, acabar con el liderazgo humano del Maestro en las colectividades.
Así, el Maestro ha ido desfalleciendo poco a poco en sus iniciativas, viendo cómo sus frutos, cada vez más raquíticos y exangües, desfallecen ante la poca sombra que le han dejado a sus escasas ramas, agotadas ya, por la imposición de tareas burocráticas absurdas y la triste situación de verse convertido en profesor que dicta como loro la instrucción que como receta le ordenan transmitir a los alumnos teniendo – por necesidad – que olvidarse del fin último y vital de la Educación, que es ayudar a cada quien a ser como es, como lo dejara asentado ya, hace muchos siglos con tanta simpleza y en una sola línea, el griego Píndaro.
Y es que, en la Escuela Normal Rural de Perote se nos dijo siempre que la Educación no se puede administrar, tampoco se puede falsear reduciéndola a una mera instrucción, y mucho menos se puede burocratizar y aún menos, deificarla encasillándola en gráficas y estadísticas.
La Educación es el culto del amor al hombre. De ese hombre que intuye la necesidad de conocerse y valorarse para poder amarse a sí mismo y a los demás. Imperativo divino que es vital para ser siempre mejor y poder compartir con los demás la propia integridad y la bienaventuranza.
La Educación, así como el amor, es un descubrimiento personal y de especie que se prodiga.
La Educación, como el amor, así se imparte y se comparte cada día.
Por eso, la Educación, así como el amor, no se puede administrar, es imposible burocratizarlo y mucho menos se puede sublimar con estadísticas.
La Educación es amor – digo – porque sólo por amor se puede encerrar un Maestro en la cárcel de cuatro pareces de su aula para aislarse del mundo y de las oportunidades mercantilistas de este ambiente de libre competencia; entregándose, en cuerpo y alma, a la modesta tarea de hacer germinar con la delicadeza tierna del jardinero, a cuarenta mentes pequeñas, cargadas de problemas (en México los niños cargan todos los problemas de sus padres, del medio y de la insuficiencia), para abrir en su imaginación y en su inteligencia la cisura divina del razonamiento por donde pueda brotar la luz de la verdad y la integridad que está en él como en todos los humanos, para darles alas y mostrarles el camino para hacerse hombres, pese a todos los embates de esta sociedad injusta.
Cumplo, con esta publicación, un deber de hijo con mi Escuela Normal Rural, que me diera refugio y alimento material y espiritual durante mi internado de seis años y con la Historia de la Educación en Veracruz que, sin la inclusión de esta etapa gloriosa de la vida educativa del Estado, estaría incompleta.
Tomado del libro “Ximonco, la Escuela Normal Rural de Perote” de FELIPE BUSTOS GARCÍA

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