Arturo Reyes Isidoro
Madero
dejó la víbora chillando
En el cierre de su campaña en Tantoyuca, el
sábado, Gustavo Madero soltó un “Les vamos a ganar la gubernatura a esos
cabrones”. Dijo que si llegaba a la presidencia de su partido –como llegó el
domingo–, uno de sus proyectos sería lograr la primera gubernatura panista en
Veracruz.
Tal vez el chihuahuense se dejó ganar por la
euforia que le debió haber provocado ver a 20 mil personas –según sus
promotores– expresándole su apoyo, e incluso hasta sonaría a balabronada si se
compara esa cifra con los 5 millones 700 mil electores que conforman el padrón
electoral del estado.
¿A qué “cabrones” se refirió? ¿A los de
Palacio de Gobierno? ¿A los del PRI estatal? ¿A los de la dirigencia estatal de
su partido a los que se acusa de responder a los intereses del gobierno estatal?
¿O a todos juntos?
En política todo es posible. No habría por
qué no creerle que lo dijo en serio, que esa es su intención y que va a
intentar lograrlo. Además, está en todo su derecho.
Sin embargo, la empresa se ve muy difícil que
la logre, aunque existen elementos que si el PRI no los atiende y los corrige,
o los resuelve, desde ahora podrían complicarle la situación e incluso hasta
poner en riesgo un triunfo de los tricolores.
La elección gubernamental que viene
seguramente ya no la confiará la dirigencia nacional priista a la del estado.
Se ve muy difícil, se podría decir que casi hasta imposible, que el presidente
Enrique Peña Nieto decida perder la joya de la corona que constituye el
gobierno de Veracruz.
Es demasiado grande e importante el pastel
como para dejar que se lo arrebaten y seguramente al candidato que imponga le
dará todo el apoyo, todo, para asegurar el triunfo. Esto es, los panistas,
ahora reducidos luego de perder la Presidencia y en medio de sus escándalos que
los han hecho perder la confianza ciudadana, no tendrán la fuerza suficiente
para enfrentarse al molino de viento que es el PRI vuelto de nuevo en
institución: la presidencial.
Si la competencia sólo fuera a ser contra el
priismo estatal y su gobierno, entonces cabría suponer que tendría serias
posibilidades de éxito. Pero para lo que viene, seguramente el Comité Ejecutivo
Nacional tricolor (Gobernación, la Presidencia de la República) tomará el
control y actuará con su propia estructura, pues no puede darse el lujo de
poner en riesgo el poder y el gobierno de uno de los cinco estados más
importantes del país, el primero en varios rubros.
Pero la elección panista del domingo ya dejó
ver algunas fisuras en la estructura estatal por las que podría colarse el agua
blanquiazul e incluso amenazar con alguna inundación; por lo menos les mojaría
y echaría a perder los enseres de la casa, que dejaría inservibles, si no se
reparan.
Por más que se quiera no se puede ocultar que
había un interés especial porque perdiera Gustavo Madero aunque le sirve y es
aliado del presidente Enrique Peña Nieto, sólo porque lo apoyaba y operaba para
él el considerado enemigo número uno Miguel Ángel Yunes Linares.
De acuerdo al grupo que ganó la elección,
Ernesto Cordero y su corriente encabezada por la dirigencia estatal del PAN
contaron con apoyo externo, pero el resultado ha sido tan clarificador como
contundente: no funcionó, no sirvió, falló; quedó en evidencia la capacidad de
operación política-electoral y se demostró la incapacidad de los operadores designados
para el caso.
Pero también pudo haber sido un signo y un
aviso de que se va perdiendo ya el atractivo conforme se empieza a acerca el
fin del sexenio. La más clara demostración de ello fue la deserción de última
hora de un considerable e importante grupo de influyentes militantes panistas
considerados hasta entonces como aliados, que se pasaron a la
oposición-oposición y que pudieron haber sido determinantes para la derrota de
Ernesto Cordero y todos sus compinches.
El cierre del sábado en Tantoyuca (fue cierre
nacional, además), la movilización que logró la corriente maderista debió haber
encendido los focos rojos, pues demostró que no sólo sigue presente sino fuerte
la militancia panista-yunista, que conserva su capacidad de movilización y qué
quién sabe por qué en la pasada elección presidencial disminuyó.
La oposición-oposición dejó sentir su fuerza
en el corredor Veracruz-Boca del Río-Córdoba-Orizaba, pero ahora se extendió a
otros importantes municipios como Coatzacoalcos.
De nada sirvió el apoyo de último momento al
corderismo de Margarita Zavala, esto es, abiertamente del ex presidente Felipe
Calderón, pues su esposa grabó y difundió un video el 12 de mayo haciendo
proselitismo a favor del ex secretario de Hacienda, creyendo que inclinaría la
balanza. La derrota también fue para ellos. Quedó demostrado el rechazo que
suscitan.
Miguel Ángel Yunes Linares volvió a mostrar
su capacidad de reacción, de oportunidad, de recursos económicos y de manejo
mediático: su foto celebrando el triunfo y la nota respectiva la vi en forma
destacada en primera plana en el Diario
del Istmo de Coatzacoalcos, en El
Buen Tono de Córdoba, en el Diario de
Xalapa y en Notiver de Veracruz,
cuatrode los más leídos e influyentes diarios de todo el estado. En el Diario de Xalapa hacía mucho que no veía
que lograra tal despliegue.
A todo ello se puede sumar lo que publicó
ayer el diario Reforma: que los
efectos de la reforma fiscal mantienen asfixiadas las ventas de diferentes
productos en el país, tanto en el sector formal como en el sector informal; que
además del efecto inflacionario que provocó en los primeros meses la reforma
con nuevos impuestos, lo que redujo el poder adquisitivo, los actos de
fiscalización y los controles contra el lavado de dinero en diferentes
establecimientos mantienen deteriorado el comercio; que en las empresas la
eliminación de la deducción inmediata de las inversiones y la no deducibilidad
de los ingresos exentos del trabajador están frenando la formación de capital,
y que la reactivación del gasto público ha sido insuficiente para contrarrestar
los efectos de las medidas fiscales.
También, en el caso del estado, la reducción
de sueldos que se hizo a los trabajadores de confianza del gobierno pero, sobre
todo, la falta de castigo a los responsables del fraude al erario público por
puentes que cobraron pero no construyeron, a los que permitieron anomalías en
la construcción del túnel sumergido del río Coatzacoalcos que le han costado
millones de pesos a los contribuyentes, y la impunidad que se ve venir en la
denuncia que hizo el Orfis por quebranto millonario patrimonial contra
funcionarios y ex funcionarios de la administración pública estatal.
O sea, al panismo que ganó el domingo se
puede sumar la inconformidad ciudadana, la de los sin partido, si no se actúa a
tiempo. Madero ya se apresta a seguir gobernando su partido, pero por cuanto
hace a Veracruz al menos dejó la víbora chillando.
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