Arturo Reyes Isidoro
Seguridad;
la política ha fallado
Interesantes, altamente
interesantes resultan las palabras del comandante de la Sexta Región Militar,
Genaro Fausto Lozano Espinoza, quien, según registró la reportera Alicia
Aguilar Guevara del portal alcalorpolitico.com,
durante la presentación de un libro el viernes pasado en Xalapa no negó lo
evidente: que ha disminuido la violencia y los homicidios pero se han
incrementado los delitos patrimoniales y los secuestros. Es más, reveló que una
reunión el viernes pasado con integrantes de la Coparmex Veracruz-Boca del Río
“se puso caliente”. Debió haber sido, para como están las cosas en materia de
seguridad.
Dijo en forma contundente: "Desde
mi perspectiva (el problema) es fundamentalmente cultural, y este fenómeno
cultural conlleva a una gran corrupción e impunidad, los dos van de la mano y
esto genera una descomposición social muy acentuada. Sabemos que este país es
un país de leyes pero el único problema es que no se aplican, hay una laxitud
terrible en la aplicación de la norma, el quebrantamiento es permanente, hay
que hacer una gran transformación cultural de la sociedad".
Para él se trata de un asunto de
políticas públicas en el campo de lo social para resolver un problema de enorme
magnitud, tan grande que mucha gente no lo alcanza a percibir. “No es la
solución policiaca, ni judicial, menos militar… las soluciones militares no son
ni finales ni permanentes y no conviene que sean permanentes, tienen que tener
un límite", en lo que hay que estar de acuerdo pues no queremos a los
soldados y marinos siempre en las calles como si estuviéramos en estado de
guerra, como, de hecho, lo están en Michoacán.
No se anduvo por las ramas:
"Tenemos que rescatarnos como sociedad, cuando eso ocurra podremos empezar
a ver la luz en el túnel al final del camino, en tanto no nos apliquemos será
muy difícil que sólo con el uso de la fuerza se logre. Cuando se usa la fuerza
es cuando la política ha fallado, se ha agotado". ¿Quién lo desdice?
A propósito del tema: “Cerrado por la
inseguridad. Me están extorsionando”. Así se leía una manta que en forma muy
visible colocó un comerciante-empresario de Xalapa en la fachada de su negocio
ya con las cortinas metálicas bajadas, foto respectiva que circuló ampliamente
la semana pasada por las redes sociales y que algunos medios dieron a conocer.
Según una versión que se publicó en el diario
Notiver se trató del empresario
Alfredo García Hernández, quien hizo lo mismo en otros dos negocios que tenía
de aparatos ortopédicos y quien tuvo que irse de la capital del estado porque
además lo “levantaron”, lo despojaron de un automóvil y de paso tuvo que pagar
medio millón de pesos para que lo dejaran libre.
Esa es una versión. Otra que platican
empresarios xalapeños es que cuando empezó a recibir llamadas de extorsión, el
hombre acudió a la Secretaría de Seguridad Pública donde no sólo lo atendieron bien y lo asesoraron sobre cómo
actuar en el caso sino que incluso a petición suya le brindaron protección con
una patrulla, como pedía, pero lo orientaron también para que fuera a poner una
denuncia respectiva ante la policía ministerial.
Comentan que, en efecto, así lo hizo pero que
cuando llegó ante la Agencia respectiva no sólo no lo recibieron sino que como
hacen con el común de los ciudadanos lo dejaron sentado sin hacerle caso y
viendo que pasaban las horas y nadie lo llamaba para tomarle su declaración, desesperado
optó por regresar a sus negocios, bajar las cortinas y colocar las mantas.
De hecho, ese caso detonó de nuevo la
inconformidad generalizada de los empresarios, con cuyos dirigentes se reunió
el gobernador Javier Duarte de Ochoa el viernes pasado para dialogar “sobre diversos temas vinculados al crecimiento y
desarrollo económico del estado”, caso que también reavivó la crítica ciudadana
en las redes sociales.
Independientemente de que
sea cierta o no la primera versión, por la seriedad de los empresarios también
esta última tiene sustento, por lo que sería necesario que el procurador Felipe
Amadeo Flores Espinosa ordenara investigar el señalamiento, pero también para
que instruyera a todos sus mandos medios que reciban y atiendan a todos los
quejosos, pues la desatención contribuye a alimentar el temor y la
desesperación de los ciudadanos y de paso a dañar la imagen del Gobierno del
estado.
Al procurador lo conozco, sé
de su profesionalismo y de sus buenas intenciones, pero funcionarios menores y
personal ministerial curtidos por viejos hábitos y vicios enquistados en todo
el aparato de procuración de justicia obstruyen el servicio que se debe dar a
los veracruzanos y alimentan la mala imagen de esa institución. Algo tienen que
hacer.
Pero si hay falla en algunas
instituciones, en otros casos las empresas tampoco contribuyen a reforzar la
seguridad de sus usuarios a lo que están obligadas, como es el caso de los
dueños del ADO, algunas de cuyas unidades han sufrido asaltos en especial en el
sur del estado y con ellas los pasajeros.
También se tiene información
que ante las denuncias de quienes han sufrido robos y despojos en esos
autobuses, las autoridades de Seguridad Pública han acudido a las terminales
camioneras y con gran sorpresa han comprobado que los bastones detectores de
metales del personal de seguridad ya no sirven, de viejos, pero que en iguales
condiciones están los arcos escáner bajo los cuales nos hacen pasar cuando
vamos a viajar y a abordar una unidad, por lo que sólo hacen la finta de que se
nos registra para que no llevemos alguna arma.
La empresa ha recibido los
reportes respectivos pero se niega a invertir para cambiar y modernizar todo su sistema de seguridad e
incluso colocar cámaras ocultas adentro de los autobuses para identificar a
posibles delincuentes. Y los usuarios sufriendo cada vez más las consecuencias,
y la empresa subiendo los precios cada vez que puede y enriqueciéndose.
Qué hacer si no más que
viajar con sólo lo indispensable encima y encomendarse a Dios, aunque alguna
autoridad, la de Comunicaciones federal en este caso, debe hacer algo y obligar
a la empresa a protegernos a quienes hacemos uso de ese medio de transporte. A
ver hasta cuándo.
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