Arturo Reyes Isidoro
La
honestidad, la congruencia…
El 12 de abril de 2012, en Coatzacoalcos, ante un grupo de
periodistas locales, José Yunes Zorrilla les platicó que cuando preparaban su
campaña como candidato al Senado, para afinar la estrategia algunos de sus
asesores le preguntaron cuáles eran sus fortalezas y cuáles sus debilidades.
Sobre sus fortalezas les respondió que sólo tenía una: “Yo
me considero un hombre honesto. He sido presidente municipal de Perote,
diputado y no puede haber un señalamiento a mi persona”. Dijo que esa cualidad
era su mejor activo y que su trayectoria era intachable.
Para que le entendieran mejor los periodistas, fue más
preciso: “Nadie puede decir que traigo una placa (de taxi) o que yo tengo una
plaza (en el Gobierno) o que yo gané una notaría, o que hice un negocio al amparo
de la posición, o que se me dio un diezmo por otorgar alguna obra”.
No lo mencionó, pero “Pepe” Yunes Zorrilla, como es
popularmente conocido, siendo diputado en la LIX Legislatura local, en el
sexenio pasado, pidió licencia para contender por primera vez como candidato al
Senado, y no habiéndole favorecido el resultado, no se reintegró a su curul en
el Congreso local, como hacen todos los candidatos de todos los partidos en
situaciones similares para seguir mamando del presupuesto, y dejó que terminara
el periodo su suplente.
Con esa autoridad, el actual senador y presidente de la
Comisión de Hacienda y Crédito Público del Senado de la República no rehuyó, ni
siquiera se ruborizó, ni se puso nervioso, y menos intentó pecar de cínico
porque no tiene por qué, cuando los empresarios del Consejo Coordinador
Empresarial de Xalapa, A. C., le tocaron, el viernes pasado por la noche, el
tema de la corrupción.
Pepe lamentó que el término político sea sinónimo de
corrupción y que se juzgue por igual a todos los políticos, y fue cuando en
términos parecidos recordó lo que había dicho en Coatzacoalcos. Nuevamente,
esta vez, se sometió al escrutinio de los presentes con la seguridad de que
nadie lo podía acusar de que les hubiera pedido algo alguna vez a cambio de un servicio.
Ese día por la mañana se había reunido a desayunar con
personalidades de la vida productiva de la capital del estado convocados por la
asociación civil Otero Ciudadano, que lidera una activísima mujer como lo es
Leonor de la Miyar, para escuchar sus inquietudes sobre la Reforma Hacendaria,
tema que se volvió a abordar por la tarde-noche, aunque ahora la reunión fue a
puertas cerradas.
La sesión de trabajo, que en realidad eso fue, se prolongó
no sólo por el interés del tema y la seriedad con la que asumieron la reunión
los líderes empresariales (no faltó uno solo), sino también por la disposición
del senador a escucharlos todo el tiempo que quisieran, una reunión en la que
se habló sin tapujos sobre la situación económica y política del país y del
estado, a calzón quitado, sin que hubiera asomado en el rostro del legislador
ni siquiera un gesto de denotara enojo, incomodidad o sugiriera un acto de
censura.
Algo que me llamó poderosísimamente la atención es que Pepe
Yunes no se ha desubicado políticamente sabiéndose verdadero amigo del
secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, así como del
secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, y gozando de la
consideración del presidente Enrique Peña Nieto.
Eso mismo lo ha hecho no perder de vista que él es un
representante popular y asumir y jugar ese papel con toda responsabilidad. En
la reunión del viernes habló sólo lo necesario para responder a las inquietudes
que le plantearon y salvo para decirles que no iba a tratar de imponerles nada
ni a tratar de convencerlos de algo en lo que no están de acuerdo, sino para
escucharlos como su representante que es, para ponerse de su lado, hacer suyos
sus reclamos y llevar su voz ante el Secretario de Hacienda y ante el propio
Presidente. Para eso me dieron su voto, les puntualizó.
De entre tantas cosas que se dijeron, hubo otro gran detalle
que mostró la seguridad del senador y que lo pinta como un político que tiene
toda la consideración hacia otro político con méritos, y que se los reconoce.
Esa noche, sin ningún remilgo ni mezquindad destacó la
presencia del único otro político que lo acompañaba: el diputado local electo
Ricardo Ahued Bardahuil, empresario también, ex alcalde de Xalapa y el único
diputado federal priista veracruzano que en la sesión de media noche entre el
20 y el 21 de octubre de 2009 se opuso y votó en contra del incremento al IVA a
16% como pretendía el entonces presidente Felipe Calderón.
(A raíz de aquello, Ahued reprochó a sus compañeros de
partido que no obstante que su bandera electoral cuando eran candidatos había
sido su promesa al electorado veracruzano que no aprobarían tal incremento, lo
hicieron.)
Yunes Zorrilla, para enfatizar a los líderes empresariales
que hay quienes no sólo están dispuestos a escucharlos y atenderlos sino que
están bien representados, dijo que el diputado federal Ahued no “pasó de noche”
por la Cámara de Diputados y que los puntos de su postura hace cuatro años se
están retomando ahora para enriquecer la Reforma Hacendaria.
Lo ocurrido en Xalapa el viernes es muestra patente de que
un México y un Veracruz más armonioso, entre sociedad y gobierno, es posible si
hay disposición de los gobernantes para escuchar y atender los reclamos
ciudadanos, si no se trata de imponer decisiones impopulares que lesionen los
intereses de los sectores de la población, si se actúa con honestidad, y si no
hay sólo diputados y senadores agachones, levantadedos, quedabien, sino que
estén dispuestos a encabezar las inconformidades de sus representados.
Pero cuánto necesitan nuestras autoridades y nuestros
políticos aprender a cultivar la virtud de la paciencia y saber escuchar, dar
la cara, atender a una comunidad que tiene mucho que decir, que está dispuesta
a participar pero a la que casi nadie atiende ni escucha; y cuánto valor tienen
la honestidad y la congruencia en un político, cualidades que se pueden resumir
en una frase que sobre José Yunes Zorrilla me dijeron algunos de los
empresarios al término de la reunión: no tiene cola que le pisen.
De Sonia García
Desde Barcelona, España, recibí ayer el siguiente mensaje de
la siempre bien recordada periodista Sonia García, ex directora del Diario de Xalapa: “Estimado Arturo: Te escribo porque
dentro de todo, hoy me has dado una grata alegría con tu artículo. La situación
tan hilarante me ha provocado mucha risa. Y siempre es bueno reirse, aunque sea
de cosas tan negativas como las que narras en tu artículo sobre Los ángeles de
Xalapa. En nuestra biblioteca de Barcelona cada año hacemos un altar de
muertos. Y como había leído la noticia de que se había muerto Chespirito,
pensábamos dedicárselo este año a él, por la gran influencia que ha tenido
en nuestra infancia, pero sobre todo pensando en aquella famosa frase que
decía el Chapulín Colorado: Y ahora ¿quién podrá ayudarnos? Luego me enteré que
estaba muy enfermo y que no había muerto y pensé en hacer una pública disculpa,
ya que había sido sin querer queriendo, como se justificaba El Chavo del
Ocho. En fin, que entre recuerdos y recuerdos, quise agradecerte por tu
columna. Un abrazo”.
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