viernes, 13 de diciembre de 2013

Prosa aprisa



Arturo Reyes Isidoro
Internet desplaza a la prensa escrita
Según una nota del diario El Universal del pasado 24 de noviembre, las empresas están incrementando el presupuesto que asignan a su publicidad y promoción hacia Internet ya que es un medio más barato, medible y llega a mayor cantidad de personas.
De acuerdo con Pablo Pozo, director creativo de Lunave, agencia de marketing digital, el incremento de la publicidad en Internet ha rebasado las expectativas de la industria. Al respecto, expresó:
“Internet ya es el tercer medio en importancia para las marcas y está apenas abajo en 53 millones de pesos con respecto a la radio. Hace año y medio la AMAI (Asociación Mexicana de Agencias de Inteligencia de Mercado y Opinión) hizo la proyección de que la web se iba a convertir en el segundo medio en importancia para 2015, pero parece que va a llegar dos años adelantada y sin duda alguna el próximo año online va a ser el segundo medio en importancia”.
De acuerdo a la nota, alrededor de 80 por ciento de las empresas aumentarán el presupuesto que asignan a publicidad por medio de la web, que irá entre el tres y el 10 por ciento de sus recursos publicitarios, de acuerdo con cifras del estudio Marketing Digital y redes sociales en México 2013 de la Asociación Mexicana de Internet (Amipci).
Por su parte, en su encuesta del mes de noviembre, Consulta Mitofsky, con el título “México: lo que gusta y disgusta de un periódico”, dio a conocer resultados que debieran ser preocupantes para los editores de periódicos impresos pues su medición indica que en promedio los mexicanos leen apenas 1.2 días el periódico en una semana, mientras que más de 6 de cada 10 no lo lee un solo día y sólo el 4 por ciento dice leerlo todos los días.
A partir del segundo semestre de este año, una vez que pasaron las elecciones del 7 de julio, sorpresivamente en el Gobierno del estado decidieron reducir drásticamente los montos económicos de los acuerdos que tenían con la mayoría de los periódicos impresos del estado y en algunos casos de plano los eliminaron. Hasta entonces, la mayoría de esos medios vivió de los recursos provenientes de las arcas oficiales. Las consecuencias no se han hecho esperar. Recién, una agencia informativa que forma parte de un consorcio que también tiene algunos diarios despidió a un considerable número de trabajadores, algunos de los cuales tenían muchos años laborando como reporteros.
Hacia afuera, lo que se ha manejado es que se decidió racionalizar los recursos porque era cuantiosa la suma que se gastaba en medios, y hacia adentro, lo que se comenta es que una empresa (del ex vocero presidencial de Vicente Fox, Rubén Aguilar) hizo un estudio de imagen de los funcionarios y de medios en el estado y que cuando el titular conoció los resultados se fue para atrás: prácticamente los veracruzanos no conocían a los secretarios de despacho y menos sabían lo que hacían, se gastaban cientos de millones de pesos en periódicos sin ningún provecho y, con sus excepciones, casi ningún periódico impreso se lee y muy contados columnistas hacen verdaderamente opinión. El estudio arrojó que en cambio se ven mucho los noticiarios de televisión y se escuchan muchos los de la radio, y a esos son a los que se les continúa dando la publicidad.
Así las cosas, el panorama para los periódicos impresos del estado, con sus excepciones, parece  ser nada halagador y todo indicaría que están entrando ya en una crisis económica, que se traduce en despido de personal, que puede poner en peligro su permanencia, lo que por otra parte es una tendencia mundial, pues muchos periódicos, algunos con gran tradición, lo mismo en Estados Unidos que en Inglaterra, han cerrado ya sus puertas y otros han sido comprados por empresas que los encaminan a ediciones digitales.
En la aldea local, la crisis de lectores tiene otro gran ingrediente: la mayoría de los impresos prácticamente están convertidos en reproductores de boletines del Gobierno, adolecen de reporteo propio y cuando lo tienen se autocensuran, no ejercen la crítica, evitan cualquier señalamiento o denuncia ciudadana, mantienen a la orden del día la censura y en lo que menos piensan es en prestar un verdadero servicio a sus lectores, que es decir a los ciudadanos.
En esta crisis que ya toca la puerta de varios medios son muy pocos los periódicos que transitan con éxito debido a su apertura, a su línea independiente y crítica, a que dan cabida a la denuncia ciudadana, a que hacen señalamientos contra la mala actuación de políticos y autoridades y a que no están atenidos a convenios o acuerdos económicos publicitarios oficiales, lo que les da lectores porque tienen credibilidad y por lo tanto son leídos y los prefieren los anunciantes. Los hay y varios en el estado.
Si los medios que no lo están no se profesionalizan, esto es, no ejercen un periodismo independiente y se aferran a continuar atenidos a los que les dé el Gobierno y a continuar sólo como reproductores de boletines de prensa oficiales, sin duda les espera un futuro complicado, máxime cuando ya las redes sociales están cubriendo el vacío que dejan entre sus lectores, que cada vez más, en forma creciente, se dan cuenta que no necesitan comprar ningún impreso, como era obligado antes, para estar bien informados, incluso ahora hasta con la facilidad para replicar, corregir, desmentir, señalar, denunciar y aportar sus dosis de verdad y de opinión.
La crisis de los impresos se puede agravar con la reforma política electoral pues hay un gran reclamo general para que se fiscalice la entrega de publicidad, de tal forma que todo aquel medio que no justifique seguramente se quedará ya sin su tradicional tajada.
Adicionalmente, otros datos interesantes: de acuerdo a Mitofsky, para quienes leen periódicos, las secciones que más menciones obtienen un “Le gustan” son la policiaca (41%), después la política (32%) y los deportes (31.6%). Y las que no gustan, son encabezadas por sociales (32%), espectáculos (23%) y deportes (19%).
Creo que al final lo que está pasando habrá de beneficiar a los lectores, pues los medios con tal de ganárselos  y tener presencia para sobrevivir se habrán de volver competitivos, o sea, harán lo que recomiendan todos los códigos deontológicos del periodismo: actuar con apego a la verdad. Eso y nada más que eso es lo que esperan los lectores, lo que por otra parte no es nada difícil de cumplir. ¿O sí?

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