Julio Alonso
iglesias.
El diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española define la palabra manifestación como: Acción y efecto de
manifestar o manifestarse. Reunión pública, generalmente al
aire libre, en la cual los asistentes a ella reclaman algo o expresan su
protesta por algo.
Resulta molesto para el ciudadano común, el cierre de
calle solo ocasiona la protesta de la ciudadanía común y genera repulsa al movimiento
o causa de los que bloquean calles (especialmente en Xalapa, donde la ausencia
del ordenamiento urbano, tiene de cabeza a la capital Veracruzana a pesar de
que existe una oficina de ordenamiento municipal, donde cobra un grupo de
funcionarios parásitos, bajo la protección de la presidenta municipal y ediles
oportunistas que la acompañan).
Sin duda alguna existen las manifestaciones que son
genuinas, de gente que está harta de
la corrupción gubernamental, de promesas de diputados de mala muerte vividores
del presupuesto público que tanto abundan en el congreso y del abandono
gubernamental.
Pero también frecuentemente los líderes de muchos de
estos movimientos son pagados por algún político frustrado o de la oposición e
incluso puede ser fuego “amigo”, y como ejemplo tenemos la “famosa” toma por un
día de las instalaciones de la USBI de Xalapa, que buscaba bloquear el informe
de rectoría y que por torpeza de un supuesto parista encapuchado, se le cayeron
comprobantes de alimentos y equipo para levantar y sostener el “paro”
manipulado, y con esto delatarse y caerse el numerito.
En otros casos estos líderes las organizan para pedir
dinero bajo mano a las autoridades y privilegios para su familia (como
notarias, que ya en Veracruz uno duda de su integridad profesional, entre otros
huesos).
Resulta de risa las manifestaciones que se hacen en
frente del palacio de gobierno Veracruzano, ya que no tienen ningún efecto, y
esto lo saben los líderes sindicales paleros del gobierno en turno, ya que si
de verdad quisieran que impactaran estas manifestaciones, se deberían hacer en
frente de Casa Veracruz, convertida hoy en día en un verdadero bunker, donde
vive y trabaja el gobernador del Estado de Veracruz, y donde está casi el total
(alrededor de 200 personas) del personal de la oficina del gobierno del estado,
ya que de otra manera, en el Palacio de gobierno, manda a sus “gatos” de
confianza a simular que atiende las peticiones del pueblo Veracruzano, o lo que
es lo mismo darles atole con el dedo.
En un Veracruz, que tiene a millones de veracruzanos en
la pobreza y la egolatría de un gobernador que quiere por sus pistolas hacer
los juegos centroamericanos y del caribe (de países del tercer mundo) para
pasar a la historia como un promotor del subdesarrollado deporte estatal, y de
paso construir elefantes blancos que solo promueven el “diezmo famoso” de las
obras que pagan las constructoras para los funcionarios corruptos que se
enriquecen a costa del pueblo Veracruzano.
Deporte que si quisiera desarrollar de verdad el
gobernador, sería mejor que construyera 212 gimnasios municipales equipados y
212 albercas con pozas de clavados municipales para que aprendieran millones de
veracruzanos a nadar ya que es una vergüenza que un estado con una enorme costa
y muchos ríos, tenga una enorme población que no sabe lo básico para nadar, y
no un costoso velódromo con riego de ser modificado para hacer un World Trade Center (esto es, un futuro
elefante blanco).
Obras reales que beneficien a la población y no obras
faraónicas para el egocentrismo es lo que requiere el Pueblo Veracruzano.
La
reflexión es suya, hasta la próxima.
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